Radio Arcoiris

NO FUERON RESIDUOS INOCUOS … SINO PARTÍCULAS SÓLIDAS DE AMOR

 

Texto:  LEOPOLDO MARTIN RAMOS

MANOS Y TIERRA

Se arrodilló en la tierra todavía humeante… tomó un puñado de polvo, aún caliente… lloró… sin lágrimas …; el polvo volvió a ser polvo, desgranándose entre sus dedos… empero, no fueron residuos inocuos, no fue escoria inerte … no fue la menuda expresión de una injuria… fue el polvo de estrellas que identificó lo bueno del ser humano…

Las disgregaciones de mis pensamientos buscan un diapasón diferente para explicar las ideas y sentimientos del alma… así, vendrán –en orden inusual- las siguientes eclosiones de circunstancias: el negro triste, la anciana de las rosas mosquetas, el cuidador de las abejas, mi rechazo a llamarles extranjeros, el ritual creado en los gestos múltiples de tantos que han sido sujeto y objeto de desdichas y amor ajeno…

*   Las alarmas encendidas trascendieron las fronteras físicas del país, y los medios de comunicación públicos y privados desarrollaron la impronta noticiosa con trazos contundentes … la tragedia duró varios días, en tamaño y forma diferente a las experiencias que suelen repetirse cada año… esta vez, de manera inusual, con una voracidad inusitada … entonces, equipos y voluntarios viajaron desde lejanas tierras cargados, amén de experiencia e inteligencia curtida en lides similares, con una cuota grande de solidario amor fraternal… ¡se les identificó como brigadistas extranjeros! … me acordé de Facundo Cabral y Alberto Cortez, en aquel diálogo hermoso de su canto y sus guitarras:

“ No me llames extranjero, que es una palabra triste
Es una palabra helada, huele a olvido y a destierro
No me llames extranjero, mira tu niño y el mío
Como corren de la mano, hasta el final del sendero”

Sin dudas por despejar, fueron la manifestación más honesta, voluntariosa y eficaz de una contribución humana que igualó a los propios, en un afanoso trabajo que exigió tremenda coordinación de inteligencia, esfuerzo físico y equipamiento variopinto.

*   Una anciana recorriendo la minúscula parcela de sus dominios, logra aprisionar entre sus manos los restos calcinados de una planta de rosas mosqueta, el arbusto silvestre de ramas delgadas y repletas de espinas… solo unas horas antes mostraban el fruto que esperaba cosechar para mantener su faltriquera con los ochavos necesarios de una vida frugal … calcinados, sus cimorrodones

rojizos de forma avalada, repletos de enormes semillas … ahora, con nostalgia plena los tritura fácilmente y ellos caen al piso todavía humeante, desprendiéndose entre los dedos como el agua ausente que no logró llegar a tiempo para defenderla … toda una flora espontánea, perdida … como muchas otras especies autóctonas que crecen en forma natural y no tuvieron, esta vez, la alternativa de brindarse en generosa floración … para ella, la frase cariñosa, compartiendo los pesares …

*   Y ¡ qué del anciano apicultor ! cuyos colmenares fueron calcinados por las llamas voraces! Cuánta amargura en su rostro, al recorrer los terrenos donde estaban sus abejas trabajando mieles de buena cepa a partir del néctar de las flores o secreciones de partes vivas de las plantas … nunca mejor, pudo una cámara de video capturar la pena enorme reflejada en el rostro del viejo trabajador …   y cuánta tranquila complacencia al recibir la noticia de que otros apicultores no lesionados por el fuego, le donaban algunos cajones de colmenares para reiniciar la tarea en el predio dañado … sus nuevas abejas tendrían que recorrer más distancias para capturar el néctar destinadas al fluido dulce y viscoso de otras hacendosas jornadas… empero, la solidaridad tuvo manifestación de alas de abundancia y sabor de yerba buena.

*   Sin identificar a quién creó la primera actitud de un ritual –porque no viene a cuento, y sin duda hubo más de alguno con la misma actitud-, este recoger manojos de tierra calcinada y volcarlas cual cascadas de esperanza, tuvo la fuerza de un gesto humano de profundo sentimiento … Sin consensuar previamente la actitud y multiplicada muchas veces, por cientos de hombres y mujeres, ha tenido materialización en los prolongados días de fuego con vocación de gratitud, morigerando reconcomios contra los depredadores que generaron la devastación ambiental.

Son diversas y distintas las circunstancias de los malhechores –malandrines con y sin juicio ideológico; hombres y mujeres negligentes, sin explicación ni excusas para su comportamiento insano; adictos obsesivos   a drogas y comportamientos equivocados- y la búsqueda de razones e involucrados, penden de investigaciones y persecutores de la justicia …

*     La solidaridad no conoce fronteras… y si las tuviera como linderos para carmenar sus facetas de bondad, resultaría ser innoble… como lo es la dádiva que se cambia por la gratitud pregonada en ditirambos…

Las distintas manifestaciones de solidaridad son como facetas de un diamante en bruto …, mil caras de todas layas. Desde la ingenuidad del infante, al severo rostro del viejo anacoreta, que cuelga su silencio de años, baja a pueblo y balbucea la frase bondadosa que necesita escuchar la mujer deshecha por la tragedia…. Desde la jovialidad de la muchacha vigorosa que trueca su risa por el esfuerzo duro de desbrozar quebradas para robarle leños a la llamarada brutal … hasta el incansable resistencia al fuego del trabajador modesto, que cambia su quehacer laboral por el gesto altruista de cuidar la propiedad ajena.*     En plena vorágine de los aconteceres, con la dramática imagen de un poblado calcinado hasta sus cimientos, el suceso triste y conmovedor mezcló bienes, vidas humanas y animales que sufrieron las penas de un infierno terreno…, Tamy Palma Silva, escribió, desde Santa Olga:

“ Muchas de las mascotas fallecieron cuidando sus casas, y sus restos aún están atrapados en las cadenas de los que era su hogar. Los que sobrevivieron, como el Negro Triste, deambulan en medio de los escombros de la mayor tragedia del megaincendio chileno.”

Entonces, la solidaridad de las gentes y profesionales de la medicina veterinaria, tuvieron ribetes de bondad y cariño, tan necesarios para atender a la diversidad de especies domésticos y silvestres, que perdieron su hábitat natural…

*   Una visión diferente, inmensamente oportuna, se convirtió en la mejor motivación educadora…, la tuvo y la compartió un periodista amigo ( “ La vida en el bosque, sin incendios ” ) … sin más comentario que advertir que así era el bosque antes de los incendios, subió a una de las redes sociales –acaso la más torpe para difundir noticias falsas- un video de una hermosura exultante … cómo -en la intimidad de la floresta- los árboles crecen cotidianamente desarrollando sus ramas y hojas, cómo en las alboradas eclosionan flores, nacen mariposas, se genera vida de extraordinaria belleza, delicada y silenciosamente, o en bullanguera manifestación, conviven luciérnagas, animales y pájaros retozando felices y confiados …

Reverdecerán los pinares quemados, también los eucaliptos –sea por brotes propios o nuevas plantaciones- y las especies distintas del bosque nativo, cuyas raíces de porfiada nacencia de la simiente no escatiman esfuerzo para sobrevivir en la floresta invadida por especies ajenas… Alguién, clama con vehemencia: Dejemos que Nahuelbuta se restaure

*   Afortunada grabación de una de las muchas faenas de los grandes aviones que viajaron para ayudar en las tareas de extinción del fuego, divulgó la prensa, destacando el aporte solidario de entidades y países amigos …

La circunstancia especial de capturar la imagen del avión lanzando agua sobre el fuego en un día diáfano, hizo que el arcoiris que se formó en su estela resultara ser un mensaje especial de armonía cósmica … a esa altura – mientras el agua caía en cascada salvadora – el pincel maravilloso de la naturaleza hizo que el arcoiris viviera unos instantes fugaces pero hermosos …

¿ premonición de que los siniestros pusieran término a la catástrofe? o, tal vez, el augurio feliz de una solidaridad humana, expresada de mil maneras y por miríadas de voluntarios del corazón, que pusieron en su accionar y en sus vocerías, la nota complaciente, agradable y delicada en el trato con los demás…

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