Radio Arcoiris

A ESTO HEMOS LLEGADO…Por Enrique Fernández

A ESTO HEMOS LLEGADO…

Por Enrique Fernández

Un diputado amenazado de muerte, un alcalde y su familia también amenazados, un ministro calificado de “títere” en el Honorable Parlamento de la nación… A esto hemos llegado en medio de los preparativos para conmemorar los 50 años del golpe militar que interrumpió la democracia en Chile.

El diputado Gonzalo de la Carrera, expulsado hace dos años del Partido Republicano por sus constantes exabruptos, fue blanco de una velada amenaza. Hospitalizado en la Clínica Santa María, se enteró del mensaje que difundió por twitter un funcionario del establecimiento.

“El de la Carrera está hospitalizado acá un like y me lo piteo ctm” (sic), decía el mensaje del nutricionista Sebastián de la Rosa. Aunque el texto contiene códigos propios de los navegantes en Internet, el término “pitear” es utilizado en el hampa como sinónimo de “matar”

Tuvo razón el diputado y ex presidente de la isapre Colmena, para presentir que su vida podía estar en peligro. De la Carrera maneja y conoce de cerca las prácticas violentas. En la Cámara ha protagonizado más de un incidente, en uno de los cuales golpeó a su colega Alexis Sepúlveda, el 31 de agosto de 2022. Cinco semanas después, el 5 de octubre, insultó a la diputada transgénero Emilia Schneider en términos poco elegantes:

“Usted no puede exigir su derecho a abortar, porque jamás podrá abortar, y tampoco puede exigir su derecho a menstruar”, le dijo, desatando la indignación de los diputados y especialmente de las diputadas.

Dentro de este nivel de creciente vulgaridad y violencia se inscriben las amenazas que recibió el alcalde de Zapallar, Gustavo Alessandri, cuando en la madrugada del 5 de julio un grupo de delincuentes irrumpió en su casa. Lo golpearon con tal violencia que debió ser internado en una clínica donde los médicos le aplicaron más de 20 puntos, para cerrar heridas en la cabeza, el rostro y otras zonas del cuerpo.

“Te vamos a matar, a ti y tus hijos”, le advirtieron los asaltantes, vinculados presumiblemente al tráfico de cocaína, según una versión que publicó el diario La Tercera. El alcalde Alessandri es Presidente de la Asociación de Municipalidades, otros de cuyos integrantes también han recibido amenazas, como la alcaldesa de La Pintana, Claudia Pizarro, y el alcalde de La Florida, Rodolfo Cárter, que impulsa la demolición de las casas de narcotraficantes.

En un plano menos tenebroso, pero también violento y vulgar, la Comisión de Vivienda del Senado vivió momentos de tensión el pasado 4 de julio. Era una sesión a la que acudió como invitado el ministro de Vivienda Carlos Montes. ¿Tema de la tabla?, el papel que tuvo el ministerio en la fiscalización de los convenios suscritos con fundaciones privadas para desarrollar trabajos en los campamentos poblacionales.

En el curso del debate, la senadora María José Gatica, de Renovación Nacional, pidió la palabra y creyó oportuno interpelar al ministro invitado en los siguientes términos:

“Usted tiene que ver si va a ser un títere del Gobierno del Presidente Gabriel Boric o va a empatizar con lo que están sufriendo las familias vulnerables de nuestro país”.

Textualmente lo calificó de “títere”.

A esta honorable senadora, nacida en Uruguay pero nacionalizada en nuestro país, ¿nadie le explicó que a una autoridad republicana, como lo es un ministro, se le debe respeto y consideración? Más aún si es un invitado. Es probable que para ella sea normal utilizar este lenguaje grosero, porque es lo que se estila en las redes sociales. En Twitter, Instagran, Youtube o las que usted quiera, abundan las descalificaciones y la coprolalia o empleo de insultos soeces. Lo mismo sucede en los diarios electrónicos con los comentarios de las noticias que escriben los navegantes, cargadas de intolerancia y deficiencia cultural.

Este es el clima con que nos acercamos a la conmemoración de los 50 años del cruento golpe de Estado que instaló a los militares en el poder. Un clima similar reinaba en el país cuando el cardenal Raúl Silva Henríquez llamó a “desarmar las manos y los espíritus”, en julio de 1973. En su casa se inició entonces un diálogo entre el Presidente Salvador Allende y la oposición. Pero las conversaciones fracasaron. El llamado del cardenal no logró apaciguar los espíritus y los militares sacaron sus armas.

 Hoy nos acercamos a ese aniversario marcado por la matanza de más de 3.000 chilenos. La mitad de ellos, asesinados en los primeros tres meses de la dictadura más cruenta y prolongada que ha tenido Chile, sostiene el sociólogo Manuel Guerrero en su libro “Sociología de la Masacre”, de reciente aparición.

Esos primeros asesinatos son el acto fundacional del régimen que encabezó Augusto Pinochet durante 17 años, como lo definió Patricia Verdugo en “Los Zarpazos del Puma”, uno de los libros de mayor circulación en Chile. En sus páginas la autora describe el recorrido de un helicóptero Puma donde un grupo de militares recorrió el país de norte a sur, ejecutando cientos de fusilamientos, en octubre de 1973.

 Por eso no es posible celebrar los 50 años del golpe, pero tampoco es posible dejar de conmemorar la más dolorosa tragedia de Chile en el siglo XX, que aún mantiene sus huellas entre nosotros, como una herida abierta.

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