Chile conoce bien las noticias falsas o “fakenews” desde hace 50 años, cuando los militares se tomaron el poder azuzados por la clase social acomodada, con la ayuda financiera de Estados Unidos y la CIA (Agencia Central de Inteligencia).
La primera de las múltiples falsedades que difundieron los golpistas y sus aliados civiles fue el “Plan Z”, para justificar el alzamiento y la violenta represión que aplicó la dictadura, con su secuela de miles de muertos y desaparecidos. Aunque haya transcurrido medio siglo sin que nadie comprobara su veracidad, es necesario recordar el “Plan Z” para saber cómo actúan los grupos conservadores para mantener a cualquier precio su poder económico, político y social.
El plan, según la versión de los golpistas, debía ejecutarse el 19 de septiembre de 1973, Día de las Glorias de Ejército y la parada militar.Como parte de la celebración, el Presidente Salvador Allende ofrecería un almuerzo en el Palacio de La Moneda a los jefes de las Fuerzas Armadas. En medio del encuentro, Allende saldría del salón para atender una supuesta llamada telefónica.
Con el mandatario a salvo, miembros del GAP (la guardia presidencial) irrumpirían en el gran comedor y acribillarían a los altos mandos del Ejército, la Armada, la Fuerza Aérea y la policía de Carabineros. Tras el masivo asesinato, seguiría la eliminación de líderes políticos opositores al Gobierno, incluidos sus familiares, y se instalaría la «República Popular Democrática de Chile» como culminación de un autogolpe.
El 17 de septiembre de 1973, seis días después del golpe que instaló la dictadura, con el bombardeo aéreo a La Moneda y la muerte del Presidente Allende, el diario Las Últimas Noticias controlado por los militares publicaba esta información:
“Un plan destinado a decapitar la cúpula militar y eliminar a la oposición al gobierno de Allende, fue descubierto al parecer en los archivos del Palacio Presidencial, se informó en buena fuente”.
El Mercurio, también bajo el control militar, informaba ese mismo día:
“El descerrajamiento de la caja fuerte de la Subsecretaría del Interior dejó al descubierto el minucioso plan elaborado para que se cumpliera el 17 de septiembre, a fin de asesinar simultáneamente a los jefes de las Fuerzas Armadas, políticos de oposición, periodistas y profesionales que discreparan con el gobierno depuesto”.
Cuando Estados Unidos inició en 1999 la desclasificación de los documentos secretos sobre su intervención en Chile,la CIA admitió que el Plan Z fue una ficción, una herramienta de guerra psicológica para justificar la persecución a la izquierda y a las organizaciones políticas y sociales que apoyaban al Presidente Allende y la “vía chilena al socialismo”. Es decir, lo que hoy conocemos como “fakenews”.
El primer comunicado que emitieron los golpistas ese martes 11 de septiembre de 1973 también era una noticia falsa. Anunciaba que las Fuerzas Armadas y Carabineros de Chile emprendían “la histórica y responsable misión de luchar por la liberación de la Patria” para “evitar que nuestro país siga bajo el yugo marxista”. ¿Cuál yugo marxista, en un país donde cada ciudadano o ciudadana podía ejercer plenamente sus derechos y su libertad?
Ese comunicado era una copia de la fraseología conservadora, repetida cada día por sus medios de comunicación, para crear las condiciones del golpe. ¿Coincidencia con lo que ocurre hoy, 50 años después? Juzgue usted.
Esa primera declaración, emitida incluso antes que se supiera la muerte del Presidente, contenía otro anuncio que también era una noticia falsa. Textualmente proclamaba: “Los trabajadores de Chile pueden tener la seguridad de que las conquistas económicas y sociales que han alcanzado hasta la fecha no sufrirán modificaciones en lo fundamental”. ¿Y qué ocurrió después? Sucedió que en forma inmediata la dictadura de Augusto Pinochet declaró fuera de la ley a la CUT (Central Unitaria de Trabajadores), prohibió los sindicatos, proscribió los partidos políticos y clausuró la Cámara de Diputados y el Senado.
A poco andar en el tiempo, cuando los economistas de la “Escuela de Chicago” se incorporaron al régimen, crearon el negocio privado de las AFPs (Administradoras de Fondos de Pensiones) y las Isapres (Instituciones de Salud Previsional), con el dinero de los trabajadores. Sociedades privadas que vinieron a ocupar el papel del Estado para beneficiar a sus dueños con los fondos que mes a mes depositan los trabajadores, aquéllos cuyas conquistas económicas y sociales no serían modificadas.
Cualquier historiador puede examinar las fakenews y falsas promesas de los comunicados siguientes de la dictadura que se iniciaba a sangre y fuego, hasta llegar al bando número 15, donde la Junta Militar que preside Pinochet anuncia que “desea mantener informada a la opinión pública sobre acontecimientos nacionales”. Pero sólo podrán circular en el país los diarios de la cadena de El Mercurio y La Tercera. La televisión –que entonces estaba a cargo de las universidades- queda bajo control castrense, lo mismo que las radios adictas al régimen, porque las opositoras o independientes fueron clausuradas o bombardeadas –como la Portales y la Magallanes-.
Cierta vez Pinochet, entrevistado por María Eugenia Oyarzún para el libro “Diálogos con su Historia”, no tuvo escrúpulos al explicar por qué usaba siempre lentes oscuros.
«La mentira se descubre por los ojos, yo muchas veces mentía», dijo.
Have something to add? Share it in the comments.