«Hachiko» y el «Negro»
Leopoldo Martin Ramos
En un texto de Google, encontré esta nota:
“París tiene la Torre Eiffel, Nueva York la Estatua de la Libertad, Berlín la Puerta de Brandenburgo y Tokio la estatua del perro Hachiko. La efigie de este akita de pedigrí está situada nada más salir de la estación de Shibuya” …
Luego, el titulo de una crónica: “La emotiva historia de Hachiko, el “perro más fiel del mundo” del que se conmemora el centenario”.
Acicateado por la connotación de valores humanitarios y de la contingencia, divago sobre cuestiones que me han conmovido: la instrumentalización de la imagen para un contrapunto ideológico y la conmemoración de hechos de trascendencia. “Hachiko”, símbolo de la fidelidad y lealtad; el Negro “Matapacos”, enarbolando rebeldía y la desobediencia.
En noviembre ya tan cercano, el personaje de la estatua cambia el alma de su estructura de metal o granito: deja de ser leyenda para corretear en el tiempo real, por un hecho que lo conmemora: el nacimiento del Perro.
Pequeños trazos de la tierna historia de este akita:
Hidesaburô Ueno caminaba a la estación de Shibuya, donde este cogía el tren para dirigirse a su trabajo de profesor en la Universidad Imperial de Tokio y el perro acompañaba cada día a su fiel amigo.
Al final del día “Hachiko” regresaba a la estación para recibirlo y volver juntos a casa.
Este hábito duró alrededor de un año hasta que el 21 de mayo de 1925 el profesor Ueno sufrió una hemorragia cerebral mientras daba clase, y los médicos no pudieron hacer nada para salvarle la vida.
Como cada día, esa tarde Hachiko, corrió a esperar la llegada del tren de su amo.
Al ver que no aparecía el profesor se quedó impávido sentado en el mismo lugar toda la noche sin regresar a casa.
Y así, durante los siguientes nueve años Hachiko se quedó a vivir frente a la estación esperando ver el rostro de su amado profesor.
Esta rutina pasó a formar parte de su vida, incluso los viandantes, vecinos y comerciantes de la zona, asombrados de la lealtad que profesada al señor Hidesaburô, cuidaron y alimentaban al can.
Sucesos acontecidos hace cerca de cien años.
En el mes de noviembre, ya tan cercano, “Hachiko” deja de ser leyenda para corretear en el tiempo real; el personaje de la estatua cambia el alma de su estructura de metal o granito, por el hecho que se conmemora: el nacimiento del Perro.
Se hace difícil encontrar a algún japonés que no conozca la historia del perro “Hachiko” . Apareció en todos los medios de comunicación de la época y caló hondo en el corazón de los autóctonos.
Cercano a nuestros días, en la década del 2010 el contrapunto nacional, con su imagen impregnada de papel maché, un mural duro, inflexible, tenaz, y sin representación petra.
El Negro “Matapacos” no es solo una ficción de nuestro imaginario colectivo sino encarnación de un perro callejero, debido a su presencia en distintas sedes universitarias y calles de Santiago. Estaba bajo el cuidado de María Campos, una residente de la calle García Reyes en la comuna de Santiago, ubicada a algunas cuadras de la Usach, quien lo adoptó en 2009, lo alimentaba, tenía una cama para él en su residencia, y le amarraba los pañuelos que usaba en el cuello. Ella simplemente le llamaba el “Negro” .
El can había ganado notoriedad entre los círculos universitarios de Santiago, principalmente en las universidades de Santiago de Chile (Usach), Tecnológica Metropolitana (UTEM) y Central (UCEN). Durante las protestas estudiantiles de 2011, el Negro “Matapacos” obtuvo su apodo y se hizo conocido por aparecer durante las marchas callejeras ladrando y amenazando a los “pacos” , coloquialismo utilizado en el país para referirse a los carabineros, la policía uniformada, lo cual generó simpatía entre los manifestantes; continuaría con sus apariciones en manifestaciones a lo largo de la década, ganando fama entre estudiantes y ciudadanos. Una escultura de papel maché de “Negro Matapacos” apareció en una manifestación en la Plaza Baquedano (noviembre de 2019).
El escenario donde el “Negro” fue triunfador:
“Estallido Social”, “Crisis Social”, “Chile Despertó”, “Primavera de Chile”, “Revuelta de octubre”; el nombre que mejor intérprete su particular apreciación de los aconteceres. Estos identifican a una serie de masivas manifestaciones realizadas entre octubre de 2019 y marzo de 2020.
Comenzaron por el alza de las tarifas del transporte público; luego, el cierre de las operaciones de la red subterránea y fuertes enfrentamientos de Carabineros con una multitud enardecida, en focos de protestas, saqueos, incendios y disturbios violentos a través del país.
El importante daño a la infraestructura pública, además del número de manifestantes, y las duras medidas adoptadas por el gobierno, dieron a las protestas la significación de ser el «peor malestar civil» ocurrido en Chile desde el fin de la dictadura de Augusto Pinochet.
Al mes de octubre de 2019, se confirmaron 32 fallecidos, principalmente asociados a incendios (15 casos),
Enfrentamientos entre ciudadanos o con uniformados,
Más de 3400 civiles hospitalizados producto de los enfrentamientos, y 2000 carabineros lesionados en distintos grados.
Amnistía Internacional informó, al 30 de noviembre de 2020, 12547 heridos que pasaron por urgencia hospitalaria; más 1980 heridos por armas de fuego y 347 heridos con lesiones oculares.
El Instituto Nacional de Derechos Humanos identificó más de 3400 civiles hospitalizados durante el movimiento, y cifró en 8812 los detenidos que lograron visitar; además, denunciaron casos de torturas y otras vejaciones por parte de las Fuerzas Armadas y de Orden.
La marcha más grande de Chile fue una manifestación que tuvo lugar en Santiago de Chile el 25 de octubre de 2019.
Los participantes comenzaron a reunirse en la Plaza Baquedano, punto neurálgico de las concentraciones masivas en la capital chilena. La marcha incluyó cacerolazos, vitoreo, cantos y otras expresiones artísticas y culturales. Una de las canciones emblemáticas que fue cantada al unísono por los manifestantes fue «El baile de los que sobran», de “Los Prisioneros”.
“La marcha más grande de Chile”, fue considerada tanto por las autoridades, como también por la prensa nacional e internacional, como una concentración pacífica dentro del estallido social ocurrido en el país. Participaron más de 1,2 millones de personas solo en Santiago. El número de manifestantes que participaron a lo largo del país es incierto, sin embargo, se cree que participaron más de 3 millones de personas en todo Chile.
Cuando Niño, mi juguete preferido fue un modesto caleidoscopio casero que contenía todo un mundo fabuloso de figuras y colores, a los cuales Yo agregaba gritos, risas y también lágrimas… así transcurrieron una caterva de años entre el inicio del mil novecientos y el dos mil y tantos…
Divago: la distancia entre octubre y noviembre es menuda; la de “Hachiko” y el “Negro” es inmensa…
El nacimiento de dos animales de vida y leyenda, fue la demostración del contrapunto ideológico y la auténtica conmemoración de hechos de trascendencia.
Los sentimientos de fidelidad y lealtad conviven con nobleza y gratitud, nunca con traición y deshonestidad…
Como en el antaño, la paleta de la vida; plena de matices de colores, de aspiraciones y desencantos, más de diapasones de alegrías y frustraciones; en el hogaño espera alzar obras legítimas que derriben los linderos de la violencia …
Ricardo Eliecer Neftalí Reyes Basoalto, conocido mundialmente como Pablo Neruda, nace el 12 de julio de 1904, en la ciudad de Parral, para convertirse en uno de los poetas hispanoamericanos más importantes del siglo XX. Declama:
“Yo no quiero la patria dividida. / Ni por siete cuchillos desangrados: / Quiero la luz de Chile enarbolada / Sobre la nueva casa construida:”
Luego, se interroga:
“Ay Patria, sin harapos,
ay primavera mía,
ay cuándo
ay cuándo y cuándo
despertaré en tus brazos”
En mis tiempos de mozalbete, solía escuchar a mi Abuelo: “… todo a su hora y a su edad”
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